Hace apenas unos días una persona a quien aprecio mucho me dijo, “Ya no voy a ir a la Iglesia, ya no quiero buscar de Dios. Porque me he cansado de pedirle cosas y nunca responde a mis peticiones”.
Estas palabras rompieron mi corazón, porque conozco mucho a esa persona y sé como Dios la bendice y en qué estado podría estar, sin embargo Dios nunca la ha dejado sufrir de más, pero la bendice en esos pequeños detalles de la vida que normalmente no tenemos en cuenta, y me dolió porque sé que yo mismo he estado en esa situación y noté como he hecho doler el corazón de Dios.
Como para que me entiendas un poco más te voy a dar un ejemplo, quizá tengas hijos o quizá conozcas a alguien que haya pasado por esta situación. Imagínate un padre que hace hasta lo imposible para que su hijo tenga un techo donde dormir, calzado y ropa para ponerse, que no le falte la comida todos los días, y un día ese hijo viene y le dice: “yo no te importo, vos no haces nada por mi”… hace falta describir el dolor en el corazón de ese padre?...
Entonces me preguntaba porque esta persona no sentía que Dios respondiera sus oraciones, lo cual me llevó a la Biblia.
Mateo 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Hay algo clave en este pasaje, Pedid, y se os dará, suena sencillo. Lo pedís, lo tenés, como en los programas de radio o televisión, sin embargo también dice: Buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá. Está hablando de algo constante, de búsqueda de Dios. Pedid, Buscad, Llamad… Oración, pero no una oración sencilla de cinco minutos donde solo pedimos cosas a Dios como si Él estuviera obligado a dárnoslas, sino la Biblia diría Pedid, Pedid, Pedid… Está hablando de abrir nuestro corazón a Dios.
Está bien pedirle a Dios lo que deseamos en nuestro corazón, pero también debemos de buscar su presencia, llamar constantemente para que cuando le pidamos las cosas Él esté ahí para poder prestar especial atención cuando le hablamos, sino es como ese tío rico al que recurrimos cuando queremos algo y después no le preguntamos ni como está.
No, Dios es nuestro papá y obviamente Él quiere concedernos todos los deseos de nuestro corazón, que padre no lo quiere hacer.
Mateo 7:9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
7:10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Te repito, Dios nos quiere Bendecir, nos quiere Prosperar y darnos todo lo que deseamos en nuestro corazón. Pero también desea que lo busquemos en aquellos momentos donde todo está bien, le encanta que le contemos de nuestras victorias y que le digamos “sin vos, Papá no lo hubiese logrado”, incluso esos pequeños detalles de la vida, “sin vos, Papá hoy no me hubiese levantado, no hubiese tenido que ponerme, ni siquiera que comer, GRACIAS PAPÁ”.
Como asi también en los momentos difíciles, donde menos ganas tenemos de orar o de leer la Biblia, ahí también es bueno decirle a Dios “esto me está pasando, pero sé que no me vas a abandonar y me vas a sacar en victoria de esta situación”.
Cambiemos nuestra relación con Dios, aprendamos a amarlo por sobre todas las cosas, incluso sobre nosotros mismos, porque sin Él nada somos.
Autor: Germán Kuschinski